Christian Family Fellowship




Escritura del mes

Romanos 13:8 (RV60)

No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley.

   
  Inicio
Acerca de nosotros
  Librería de CFFM
Calendario de eventos
 
  ENSEÑANZAS
  Introducción al poder de Dios
  Domingo en audio
  Generales
  Campamento Familiar 2013
 
  BOLETIN
  Regístrese para recibir el boletín por Internet
  Boletín en línea
 
  RECURSOS CREYENTES
  Centro de investigación
  Testimonios de creyentes

Fotos
Cómo comenzar una comunión
Bendiciones
Caricatura de la semana
Libro de visitas
 

Portal de CFFM
  Contáctenos
   
   
  Comparte con tus amigos
 
   

Testimonio de Linda Morrison

Página anterior

 

Linda Morrison - Barboursville, Virginia del Oeste EE.UU

Mi testimonio es un poco largo, pero si lo lee hasta el final, le podrá ayudar a usted o alguien que usted conozca inmensamente.

A la edad de dos años, se suponía que tuviera cirugía correctiva para mi párpado caído del ojo derecho ... los cirujanos decidieron probar algo nuevo. Cortaron totalmente el párpado. Eso fue más bien brutal. No mucho tiempo después, las pestañas comenzaron a crecer, pero porque el párpado había sido cortado en lonjas, las pestañas crecieron hacia abajo, incrustándose en el ojo, punzándolo todo como agujitas diminutas. El ojo se dañó en forma severa y vivía con un dolor insoportable. Perdí la vista en el ojo. Ningún doctor tomaba mi caso por el miedo a la mala práctica; hasta que un día, mientras mi papá estaba en un avión, un cirujano de Aviación de las Aerolíneas United, le recomendó un doctor en Chicago y otro en la ciudad de Nueva York. Estos dos doctores formaron equipo y empezaron un largo procedimiento de veintiuna cirugías, durante varios años, intentando corregir el ojo bien dañado. Hicieron un trabajo notable pero la vista no podría ser recobrada.

En febrero del '91 la presión detrás del ojo se elevó a un punto en donde ya yo no podía ser efectiva. Tenía que permanecer en un cuarto oscuro con presión sobre el ojo. El dolor era insoportable. No podía cuidar a mis dos hijos pequeños . Volé para Chicago a que me removieran el ojo. A través de los años, aún antes de que el ojo fuera removido, busqué ayuda a través de consejeros espirituales, no pocos.

Puedo relacionarme mucho con la mujer con el flujo de sangre. Mi familia había gastado una gran cantidad de dinero; y para sanar yo había buscado a una altura alta, baja y entre medio. Tampoco nunca pude aceptar que el enemigo me había cegado. Sin embargo, se me dijo antes de que el ojo fuera removido, que no había suficiente comunidad creyente para sanar, o que la sanidad se terminó con los Apóstoles, o que se desvaneció cuando Jesús se fue, o que Dios sólo sana a personas realmente buenas y religiosas (yo era o buena o religioso, pero nunca ambos al mismo tiempo, o era realmente mala). Después de que me sacaron el ojo, me dijeron que en la Biblia nunca había pasado; que Dios no me sanaría porque tendría que cambiar todas las leyes físicas en el universo para hacerlo; que si yo quería sanidad no me debería haber quitado el ojo y él (Dios) no iría en contra de mi elección inicial; que reemplazar un órgano o un miembro no está en ninguna parte en la Biblia ... una cosa que no se me dijo fue: "Sí, Dios te sanará". Estaba devastada porque estas personas sabían más y probablemente todavía saben más acerca de la Biblia que yo. Ellos debían estar en lo correcto. Además, son mis líderes. Ellos sabrían. No podía entender por qué Dios sanaría esta enfermedad, aquella dolencia, esta persona, aquella persona, pero no lo haría por mí o no me podría sanar a mí. Nunca tuvo sentido y me fue sumamente doloroso creer eso. Mi error fue que fui por la verdad a todas partes, excepto a la Palabra de Dios .

En enero del 2006, mi marido y yo visitamos a la iglesia de CFFM, en Tipp City, Ohio. Wayne y Ferne Clapp cariñosa y afablemente nos invitaron a quedarnos en su casa. Antes de regresar a Virginia del Oeste, compramos la serie de clases de CFFM. Comenzamos a oirlas de inmediato. Todo el mundo las debería tener. Son sanadoras. Cuando escuchaba la clase El ministrar con el poder de Dios, ese tirón viejo en mi corazón volvió: quería sanar.

Para febrero ya había terminado la clase y estaba caminando a mis dos perros (éste es de mi tiempo con Dios donde hablo cosas a fondo con Él). Tomé una decisión. Ya no escucharía más a lo que NADIE tuviera que decir acerca de mi sanidad, incluyendo a, y especialmente a mí misma. Iría a Dios. Le pediría a Dios que me sanara. Ya no importaba que nunca hubiera oído acerca de alguien que obtuviera un ojo nuevo - las circunstancias ya no tendrían un discurso, estaba sanada. Simplemente decidí que Dios me sanaría. Me ministré a mí misma durante ese paseo y le di gracias a Dios que me sanaría. Le dije que pelearía la buena batalla hasta mi último aliento. Nunca más aceptaría ninguna información que llegara a mí implicando que estaba errada, y que Dios no lo haría por mí o no me podría sanar. Entonces, Dios me mostró una señal. No lo pedí pero Él envió una con la que no podría discutir. Supe que Él lo hizo porque Él sabía que me puse seria, y que quería consuelo y una confirmación para mí.

Mi batalla comenzó en febrero. Fui a Tipp City al final de abril y ahí fui ministrada también. No había visto ningún cambio físico. Pero, no me di por vencida ni me rendí. Me mantuve peleando porque nuestro Dios no miente y no puede hacerlo. Empapé mi cerebro en la Escritura. Confesé en voz alta: "estoy sana" una y otra y otra vez - todavía lo hago.

El 8 de junio del 2006 desperté y había un nuevo ojo formándose en la cuenca. En julio vi mis primeros destellos de luz. En octubre el ojo protésico ya no podía encajar y ahora llevo puesto un parche en el ojo. Hoy, en noviembre, el iris es visible y la córnea está formada (pensamos de ella como un lente--un pequeño círculo claro sobre la pupila). El ojo es sensible a la luz y está completo aproximadamente en un 60 por ciento. El ojo continúa creciendo y cambiando.

Quiero que este testimonio, primera y principalmente, le de la GLORIA a nuestro DIOS, y quiero agradecer a mi Señor Jesucristo que pagó por esta sanidad y quien es la razón misma de por qué combato esto, se merecen que me sane. También me gustaría que este testimonio alcance a aquéllos de ustedes que, tan profundamente, desean liberación, Dios los sanará. Él le ha sanado a través de las heridas de Cristo. Por causa del pago de Cristo, usted es dueño de esta sanidad...¡VAYA POR ELLA!!! Yo estoy aquí para usted, que necesita hablar, para los que necesitan ayuda y que fervorosamente desean ayuda. Entiendo la agonía y la tristeza con la que usted ha vivido o que ahora está viviendo. Mantengo un diario, el que haré disponible luego del glorioso día, cuando este parche en el ojo sea removido por siempre.

¡Dios le bendiga, Dios lo hará, NO IMPORTA QUÉ ES LO QUE SEA!!!!

 


© Copyright 1996 - 2013 Christian Family Fellowship Ministry